
El movimiento es la capacidad que permite desplazarnos y tener una vida autosuficiente e independiente, para que esta acción se lleve a cabo, se necesita un trabajo neuronal, específicamente sobre el sistema nervioso central, en donde una serie de mecanismos neuronales aferentes y eferentes deben presentar una cierta maduración para poder llevarse a cabo, si bien el lactante al nacer y durante sus primero meses sus movimientos son por reflejos mayoritariamente, a los cinco meses de edad en adelante, su condición cerebral se encuentra preparada para generar movimientos por si solo, aprendiendo y descubriendo a otorgarles significados, como también suplir necesidades gracias a éste.
“El niño empieza por no saber reproducir los movimientos manifestados delante de él, hasta que el mismo los ejecuta espontáneamente. Es necesario que el acto de imitar viva en el aparato motor para que se efectúe la imitación” (Francisco Secadas “psicologia evolutiva”,1982,Ed. CEAC,s.a BARCELONA, España)
El infante dentro de ésta etapa de su vida comienza a adquirir los movimientos por una sensación de placer, la cual se la otorga el actuar en base a su motricidad generando el mismo su movimiento voluntario, es decir, lo que denominan los autores y las bibliografías como un estadio “sensoriomotriz”, en el cual las sensaciones, experiencias y aprendizajes se adquieren a través de los movimientos que el infante pueda realizar, esta etapa va desde el nacimiento hasta los 2 años de edad aproximadamente, dependiendo de la maduración individual de los infantes, al pasar dicha edad, esta etapa no desaparece, sólo que adquiere otras etapas sin dejar atrás esta misma.
La teoría en cuanto al tema, plantea que el infante cuando esta dentro de la etapa sensorio motriz, “su función característica es la de ejercer las conductas por simple placer funcional o placer de tomar conciencia de sus nuevos poderes”
(Jean Piaget, “La formación del símbolo en el niño”,1986,Ed. Delachaux,México.)
Es por esto mismo, que toda intervención frente al infante debería ser en respuesta a sus etapas, y características, por ende, entorno a sus necesidades que se le presentan en dicho período, sin ser forzado ni obligado a acciones motrices que el no desee realizar.
Para ellos (los infantes) todo es juego durante los primeros meses de existencia, todo acto que no sea impuesto por otro es algo nuevo para ellos, lo que les produce satisfacción y placer.
Esta batería de ejercicios motrices, esta enfocada mayoritariamente a los seres que poseen fuertes lazos con el infante, como también a las educadoras que constantemente comparten el día a día, pasando a ser de esta manera personas significativas y cercanas en la vida del infante, con el fin de formar personas más seguras, inteligentes y capaces a través de una batería de ejercicios que requiere dedicación, tiempo y sobre todo afectividad.
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